Es cierto que cada vez más el personal que trata con enfermos extrema las medidas de higiene y asepsia y tiene interiorizado que debe protegerse de cualquier enfermedad que pueda contraer del paciente y viceversa, es decir, que uno mismo pueda transmitir a los enfermos; pero la cuestión que yo dejo en el aire es, ¿Somos lo suficientemente cuidadosos y prudentes con este tema de la transmisión de enfermedades o aún no? Mi respuesta por lo que he podido observar es que, una vez conocedores de que existe un aislamiento somos , en general , muy cautelosos, pero, de no existir dicho aislamiento en principio a veces tratamos a todos los pacientes como si considerásemos que no poseen ninguna enfermedad de transmisión y puede hasta que olvidemos que deberíamos ser igual o más considerados con la gran mayoría de enfermos que son potencialmente candidatos de poseer o desarrollar alguna de estas enfermedades de transmisión. Es decir, la conclusión radica en que si que llevamos a cabo una serie de medidas de higiene básica como son el lavado de manos, el uso de guantes, el uso de soluciones hidroalcohólicas , pero, de igual manera, en ocasiones olvidamos que debería ser obligatorio para nosotros aspirar con mascarillas o acercarnos a los pacientes con ellas mismas, así como llevar a cabo un recambio adecuado de los sistemas de sueros, de los sistemas y tubuladuras de ventilación, entre otras muchas actividades, porque, lo que potenciamos por un lado , lo estamos inhibiendo por otro.
Toda esta reflexión nace, como he dicho con anterioridad, porque tenemos en la UCI un paciente con meningitis bacteriana y gracias al boca a boca entre el personal sanitario al resto de personal de la planta hemos podido conseguir que toda persona que haya pasado al box haya mantenido unas medidas básicas de protección, guantes y mascarilla de “pato”, tratando así de evitar contagios de la enfermedad. Es cierto que, no ha sido necesaria la colocación de un aislamiento aéreo puesto que el paciente se encontraba con tratamiento antibiótico intravenoso e intubado, pero como dice el refrán “más vale prevenir que curar”, y con un simple gesto nos quedamos todos mucho más tranquilos. Pero, para entender más acerca de esta patología he considerado oportuno buscar información acerca de ella y así, desde el conocimiento entender y profundizar en el porqué del temor al contagio de dicha patología.
La meningitis como tal, es una infección de las membranas (meninges) que rodean el cerebro y la médula espinal. Es causada por una infección bacteriana, una infección fúngica, o una infección viral pudiendo ser aguda, con un comienzo rápido de los síntomas, crónica, cuando dura un mes o más, o puede ser leve o aséptica.
Tres
organismos, Haemophilus influenzae,
Neisseria meningitidis (meningococo) y Streptococcus
pneumoniae (neumococo), son los responsables del 70-85% de los casos de
meningitis bacterianas.Cada organismo predomina en una población específica,
que puede ser establecida en función de la edad y las condiciones de base del
huésped. S.
pneumoniae es la causa predominante de la
meningitis del adulto, y agente etiológico en todos los grupos de edad. Esta
etiología es particularmente frecuente despues del trauma craneal o en la
presencia de fístula de LCR, hipogammaglobulinemia, anesplenismo o alcoholismo.
En un 50% de los casos se asocia a la meningitis, neumonía, otitis o sinusitis.
Tras la identificación de cepas de S. pneumoniae resistentes a
penicilina a finales de los 60, en las últimas décadas se ha producido un
incremento en la incidencia de infección por S. pneumoniae resistente
a penicilina y otros antibióticos beta-lactámicos.
La meningitis bacteriana aguda es la forma
más común de meningitis (aproximadamente el 80%), pudiendo poner en peligro la
vida. La infección puede causar que el tejido alrededor del cerebro se hinche. Esto
a su vez interfiere con el flujo de la sangre y puede resultar en parálisis e
incluso un infarto cerebral o apoplejía.
Algunas
veces la meningitis sucede sin ninguna razón conocida. Otras veces ocurre
después de una lesión en la cabeza o después de que el paciente haya tenido una infección y su sistema
inmunológico está debilitado.
Deben
ser conocidas las situaciones de alto riesgo para desarrollar meningitis como
son: alcoholismo, desnutrición, trauma craneal, neurocirugía, exposición a
enfermedad meningocócica.
Con respecto a los síntomas, hay que estar al tanto de las
fiebres altas, los dolores de cabeza, y la rigidez cervical, imposibilitando
bajar la barbilla hacia el pecho. En los niños más mayores y los adultos, se
puede ver confusión, irritabilidad, y un aumento de la somnolencia. También
puede que ocurran ataques y un infarto cerebral. Además es muy característico
de esta patología el hallazgo en la piel del enfermo de unos sarpullidos de
color púrpura o rojo denominado petequia.
El comienzo de los síntomas es rápido, en 24 horas, pudiéndose
llegar hasta la muerte si se deja que la enfermedad progrese.
La meningitis bacteriana se trata con antibióticos, aunque también
resulta importante re-hidratarse de la
pérdida de fluidos debido a la pérdida del apetito, los sudores, los vómitos y
la diarrea. En nuestro caso concreto de la UCI ha supuesto monitorizarlo
adecuadamente, tratando de mantenerle estable a nivel hemodinámico y
respiratorio, y administrarle los antibióticos correctamente elegidos por parte
del equipo médico.En ocasiones, se asocian corticoides al tratamiento antibiótico, con el objetivo de inhibir la respuesta inflamatoria
inducida por citoquinas, esta asociación tiene bases biológicas y ha sido
justificado y documentado experimentalmente en niños como he podido
documentarme .Sin embargo, un estudio más reciente muestra que los beneficios
del tratamiento con corticoides puede estar limitado solo a los niños con
meningitis por H. influenzae . Para los adultos con meningitis
bacteriana, los beneficios de los esteroides están menos contrastados, y su uso
debería ser más restringido. Los adultos que más probablemente pudieran
beneficiarse son aquellos con un mayor riesgo de exacerbación de la enfermedad
inducida por la bacteriolisis antibiótica, pacientes con una alta concentración
bacteriana en el LCR. En estos casos la dosis recomendada de dexametasona es de
0.15 mg/kg cada 6 horas, durante los primeros 4 días, con una primera dosis
administrada preferiblemente antes de la iniciación del tratamiento antibiótico.
Aunque la PIC no es una
monitorización rutinaria en los pacientes con meningitis bacteriana, y no
existen criterios establecidos para determinar que pacientes pudieran
beneficiarse de esta medición, se debería considerar su monitorización cuando
haya evidencia clínica o por imágenes de incremento moderado o grave de la
misma.
El temor a dicha patología es que existe un 10 por ciento de
índice de mortalidad, pero si se diagnostica y se trata lo suficientemente
pronto, la mayoría de los casos se recuperan. Desafortunadamente a esto
hay que añadirle que, si no se comienza el tratamiento inmediatamente, puede
haber daños permanentes, los ataques, la discapacidad y la parálisis pueden
durar toda la vida.
Por ello y como punto y final a esta entrada, expresarme
reivindicando que hagamos las cosas
bien y desarrollemos nuestra labor enfermera con excelencia, con la finalidad
de contribuir a reducir en gran medida la posible transmisión de cualquier tipo
de virus o bacteria, protegiendo así la salud de nuestros pacientes y de igual
manera la nuestra propia.
“Porque para ser excelentes cuidadores
debemos aprender primero a cuidarnos a nosotros mismos”.
Bibliografía:
1.
Torres LM et al .Tratado de cuidados críticos y emergencias.
Madrid:ARAN; 2002.p 1749-1752.
4.
Carrasco Jiménez MS, de Paz Cruz
JA. Tratado de emergencias médicas.Madrid:ARAN; 2002. p.1393-1401
Muy bueno Yasmina. Buena identificación de un conflicto habitual. Yo particularmente tambien denoto una falta de información muy importante desde el primer eslabón de la cadena que asiste al paciente. Si hay una sospecha de..... ¿porqué no se avisa con rigurosidad?, ¿¿porqué no se recomienda el aislamiento preventivo?? Cierto es, y muy bien que lo has dicho, que debemos tratar a todos los paciente como potencialmente infectógenos. Esa es la mas sencilla y práctica forma de evitar contagiarnos de algo evitable. Precauciones universales que no debemos olvidar nunca
ResponderEliminarMuy bien Yasmina